Viaje por los campos olvidados

poema de Luis Enciso

Sobre el cuerpo subyugado
Caía el terrible castigo,
Tiritaban sus ojos, se sacudía su espalda…
Que del dolor con el que llegó
Se desprendió en cenizas, tristes llamas.
¡Un cuerpo bañado en sudor!
Y tú, Salvación,
Que me arrebataste la suerte,
Los rayos luminosos partieron mi frente
Y mi sangre se evaporó en el ambiente
Haciéndose pequeño
Sobre el monasterio derribado
Hasta que al fin pudo descansar.