Un sueño de verano

poema de Luis Enciso

Bajo la sombra de un árbol
Mi espalda he apoyado.
En su tallo de escultura,
Rocas blancas de noble textura,
Notable sueño, he hallado.

No un pensamiento lacerado,
No una herida siempre abierta
Que ofuscan, ya cansados,
Mis ojos grises contrastados
Con la luz que el sol enerva.

Agitado, el vendaval comienza
La danza de las luciérnagas.
Era enero, un día de aquellos
Que va errante por el mundo,
Un día singular, ¡dolor difunto!

Cuando en mis pálidos ojos
Del cielo resplandeciente,
Una nube vi desprenderse:
Flor de loto, ángel perdido,
Colina de nieve, flor silvestre.

Y alegre el hombre solitario
En su viaje que Dios no conoce,
La lluvia y la noche templada,
Con afable gesto, le ofrecen
Un sentimiento jamás conocido;

Y dentro de su pecho dormido,
Al son, un corazón, disponen.
Y ella que en sus labios ostenta
La pureza que el cielo representa
Le ha otorgado su albor divino.