Quiero abrazarte y no puedo

¡Cuántas ganas tengo de abrazarte!
Y si aquel evento hermoso sucediera
mi alma daría porque no te fueras.

Y las palabras que por ventura llevo
en mis manos sentirían el delirio
exaltado de un náufrago enamorado.

Quisiera estar alejado de la vergüenza
que me consume y que nos separa.
¡La noche sangra y yo no estoy bien!

La vida que dejaste es un sueño fugaz
que cae como las rosas en invierno,
que rueda por las ensenadas al olvido.

Y las sombras de la muerte esperando
están por oír las duras campanadas
de la iglesia derribando mi equilibrio.