Primavera

Vuestra dulzura y bella mirada
Hace tiempo en mí retratadas
Me ofrecieron
La eternidad de tu cuidado
Vuestras manos apoyadas
En la mesa del hogar cristiano
Fueron la pureza
Y la cadencia de tu bien deseado
Vuestra solemne presencia
Que al ocaso me acompañaron
Y que me dieron
Todo cuanto yo había esperado.
Vuestras locuras y tristezas
De los que me fui enamorando
Fueron tu defecto
Tu silencio más preciado.