EL PAQUETE ( BASADO EN EL CUENTO " FERMÍN " DE ABELARDO CASTILLO )

No era mejor que nadie, al contrario,
Era peor que muchos, así era
Y no era de extrañar que prefiriera
Gastarse en un quilombo su salario.
Golpeaba a su mujer pa´ que se calle
Y no necesitaba para hacerlo
Estar en pedo. Fue muy fácil verlo
Roñoso y pendenciero por las calles.
Fermín debía ( es cierto ) alguna muerte.
Al fiambre le decían El Sotreta.
Por una hembra con muy buenas tetas,
Pelearon hasta el fin. Quiso la suerte
Que las tripas afuera sean del otro.
Y la flamante viuda no tuviese,
Mejor opción, que hacer lo que exigiese
Fermín que hiciera. La subió a su potro
Y la llevó dónde los yuyos nacen.
Porque no era mujer para una cama.
Así Fermín tejió su propia trama
De hacer lo que su instinto le ordenase.
En tiempos de elecciones le sobaron
El lomo. El candidato, un tal Carranza.
- Sepa que uste Fermín, es mi esperanza
Ayúdeme y lo ayudaré. ¿Soy claro?
No sé si le entendió, pero un papel
Firmó poniendo el dedo. Luego dijo:
- Ni mi mujer, la Paula, ni mi hijo,
Me piropean tanto - Hay un cartel
Invisible en su frente que lo escruta.
Jugador, putañero y muy borracho.
- Un día de estos me lo agarro al Nacho
Y nunca más nos ves. Hijo de puta.!!!
Pero la Paula no sería capaz.
Adónde iría y con quién y cómo?
Algunos garrotazos en el lomo
Y la mujer se calma. Toda paz
Se logra con la guerra. Pero es cierto
Que luego de escuchar al candidato,
Fermín cambió sus modos y sus tratos
Al menos por un tiempo. Con un muerto
En su haber le bastaba. Aunque a veces,
Desahogarse arrojando un vaso al piso,
O pateando la mesa, o el preciso
Cachetazo que todas se merecen
Lo hacían volver a él. En lo de Lucio
El Zarateño, siempre una razón
Había para el Truco, pa´ el Chinchón,
El siete y medio o bien el Culo Sucio.
- Ni en mi casa, ni en el quilombo menos,
Me piropean tanto. Esto lo pone
Acaso tan feliz que se propone
Sentar cabeza y ser un gaucho bueno.
Esa tarde al cobrar, con la mirada
En el dinero puesto, convencido
De ser lo que no es, compró el vestido
Más caro que encontró. Toda su vida
Se redujo a ese instante en donde el hombre,
Decide al fin su suerte. Solo un vaso
Nomás y pa´ las casas. No había caso.
Quien nace pa´ beber, muere en su nombre.
El paquete en la mano, va derecho
Pa´ el almacen de siempre. Pide caña.
Pan y salame. Como una piraña,
Se come y bebe todo, infla el pecho
Y dos ginebras pide. Una pa´ él
La otra pa Ramón y cumple el trato.
Por esa puta que le usó hace rato
Y que juró pagar en un papel.
- La Paula, hasta la noche no me espera.
Si me aparezco ahora que julepe
Se va a pegar!!! Toca el paquete.
Mirá que regalito...quién pudiera
Tener un macho así. Otra botella!!!
Yo soy hombre de ley, amigo, sepa.
Pero Ramón también lo es y así lo increpa:
Yo pagaré. Se inclina y se atropella
Cayendo al piso. El vaso se hace añicos.
Fermín lo ayuda entre risotadas.
Otra pasada habrá y otra pasada.
Tomando seguirán, pero del pico.
- Me han basureao - Se levanta y toca
El cuchillo y apunta a la salida.
Se acordó de la Paula y se coloca
El paquete en el chivo. No se olvida
De pagar cada vuelta, Sin un peso
Enfila hacia la calle. Ya es de noche.
Sabe que escuchará tantos reproches,
Que no habrá tiempo pa´ ni medio beso.
Al darse cuenta ya estaba partado
Delante de la puerta del burdel.
Llamó dos veces, aunque en el cartel
Decía clarito que estaba CERRADO.
- ¿Te crees que por ser putas no dormimos?
¿ A Quien buscás? - Con una voz opaca,
Doña María dice. - A la Polaca.
Ando necesitado de algún mimo.
- Está acostada, hoy terminó bien muerta.
- ¿ Traes dinero? Con libreta nada -
La mujer frunció el ceño desconfiada,
Fermín le cruzó el pie pa que la puerta
No cierre. - Es verdad... que no hay billete.
Pero te traje esto. Es de tu gusto.
Mañana lo cambias si te entra justo.
Y le alcanzó, sin vueltas, el paquete.
LUCIANO CAVIDO