La otra Madre

Habitualmente me sobran las palabras...hoy me sobran las lágrimas.

Aún recuerdo la tarde en que tomaste mi mano y me sacaste de mi casa, con mis short y hawaianas, rodillas sucias y mocos colgando.

Ese día, sería el inicio de una oportunidad...

La chica del bikini morado y la manta al hombro llegó a un mundo donde los pies descalzos y los juegos en la pampa solo serían recuerdos y añoranzas.

Me acogiste en tu hogar,
Me vestiste,
Me educaste,
Me bañaste hasta que aprendí a hacerlo sola con el agua bien caliente, hasta que la piel quedaba roja y los dedos arrugados.

Me hice fuerte contigo,
Porque peleabamos tanto...pero nunca fallaste, tu corazón altruista superaba tus mañas y mi amor y cariño superaba las mías.

Cambiaste tantas vidas...pero la mía sobretodo y en este último tiempo a pesar de la distancia estuve contigo, me gustaba llamarte para contarte mis locuras, mis viajes, las aventuras de mis hijos.

Me gustaba hablarte de mis éxitos, porque también eran tuyos.

Siempre decías "dios no me dio hijos...pero me dio sobrinos".

Espero que hayas sentido todo mi amor, que diosito te de su mano y te acompañe a buscar a mi abuela Bruni...para que nos sigan cuidando desde el cielo.

Mi vieja querida,
No tengo suficientes lágrimas para llorarte...

No puedo estar contigo ahora y besarte y abrazarte.

Pero estarás siempre en mi corazón, en mi día a día, en mis momentos buenos y malos.

Fuiste una madre y fui tu hija,
Nos construimos a partir del dolor...pero nos quisimos sin limites y con la lealtad de tantas historias compartidas.

Hasta siempre...Te amo viejita.