POR SI LAS DUDAS

¿Y qué si me desvelo,
y dejo de dar entrada libre
a tantos pasajes inconclusos?.
No me gusta pasar las páginas,
se me da bien el toque destructivo,
y no se me aliviana la mano
como para no arrancar
los capítulos que no me llevan
a ningún lugar, de raíz.

Pero me pesan los bolsillos
de tanto guardarme los borradores a lápiz,
manchados por la excitación
de una pluma cargada.

Pienso que nunca está de más
darnos una nueva oportunidad,
siquiera para volver a equivocarnos.
Al pie de un puzle incompleto
nos vemos capaces de manipular
las piezas que tenemos para que encajen.
Me parece perfecto tachar una idea
y escribirle al margen una mejor.

Me acostumbré a tender
mis piezas frente al sol de cada amanecer,
y a resguardarlos cada vez que llueve,
por si las dudas.
Nadie quiere oxidarse antes
de descubrir sus límites.

De tanto senderar por infiernos,
aprendí a pisar liviano,
y a guardarme de soslayo
las mejores perspectivas del asunto,
por si las dudas.

¿Y qué si sigo prefiriendo
el café sin azúcar,
y caminar hasta quemarme
bajo el calor de nuevas locuras
para sentir que recupero el oxígeno?
Abrazo al arte y me abraso con él,
no aprendí a resistirme, por suerte.