No volviste

Hubo un día que no recuerdo.
En el que las imágenes se mezclan en mi mente.
Lo único que sigue claro,
Es que ese día no volviste.

Era de noche y yo estaba cansada.
Los niños dormían y hacía hambre.
Tú solo fuiste, como un caballero,
A comprar el pan.

No sé bien qué habrá sucedido,
Recuerdo un ruido ensordecedor,
Un jaleo inmenso,
Y un grito de dolor.

No volviste.
Me dejaste allí, mirando por la ventana,
Tratando de atinarle a alguna imagen,
Que me diera respuestas.

Desesperada decidí salir a la calle,
Para buscarte.
Lo único que encontré de ti fue una bolsa de pan desparramado,
Con un recibo y el cambio.

Había gotas rojas en el suelo, y yo soñaba que era pintura.
Me devolví a casa con el pan en la mano.
Perdida.
Entendía lo que pasaba, pero no quería verlo.

Llegué al departamento, los niños frente a la puerta me esperaban.
De todo me preguntaban.
Y yo estaba desesperada.
Les tiré el pan en la cara, sin darme cuenta de lo que hacía.

Ellos lloraban sin cesar.
Al final no logré contenerme,
Y los eché para afuera.
A la calle.

Desperté sin saber lo que había pasado.
Estaba confundida.
Y más que confundida,
Me había vuelto loca.

Tal vez aunque no quiera recordarlo,
Aquel día antes de llegar a casa,
Haya visto un cuerpo tirado en el suelo,
Herido por arma blanca.

Mis ojos lloraban sangre.
No lograba ahogar mis gritos.
Y había olvidado que mis niños,
Solos vagabundeaban.

Ya no entendía nada.
Eras mi razón de estar viva.
Eras la razón que me mantenía de pie.
Y ya no te tenía, no podría volver a abrazarte, a besarte, siquiera a verte.

Me volví loca.
Ya no sabía qué hacía, quién era, qué me sucedía.
No tenía conciencia propia,
Ni recordaba lo que había pasado.

Probablemente si me lo preguntan,
No recordaré aquel día,
Y negaré mi historia,
Pero al menos, inconscientemente, sé lo que pasa, y está confiado al papel.

Después no sé si esto es verdadero,
Es lo que recuerdo,
Pero las imágenes se mezclan, y las alucinaciones son numerosas,
Cuando se trata de volverse loca por dolor.