A mi padre

Un mundo sin sentido, sin coherencia.
Un lugar que lucha por alcanzar sus metas, cueste lo que cueste.
En donde las lágrimas son muestra de valentía.

Colores por montones sin orden preciso.
Amor por su entorno y sorpresa por algo mínimo,
Siempre.

Nadie nunca lo ha entendido.
Pero sin pensar lo han seguido.
Porque aquel hombre posee un corage más grande que el mundo.

Las mentes no logran comprender su corazón,
Que acaricia los gestos de su alma.
No hay resentimiento.

Es incomprensible la manera de ver de aquel ser extraño.
Porque aunque todo parezca perdido, el logra recuperarlo.
Sus manos llenas de luz lo curan todo.

Su filosofía no posee leyes.
Cree en lo que la vida le ha enseñado,
En lo que necesita.

No sigue modas ni cree en chismes,
Lo comprueba todo él mismo,
Lo ve todo.

Si tuviese que describirlo,
Diría que es indescriptible.
Porque nadie ni nada comprende su coherencia, es único, es él.

En su mundo no hay reglas ni límites.
Él solo sigue el camino que le ha tocado.
Y si bien a veces se pierde, siempre lo consigue.

Este poema es a mi padre.
Que lo entiende todo de forma distinta.
Que no se preocupa por ser otro, que se enorgullese de ser él mismo.

No le importa nada salvo lo importante.
Es un ángel terrestre,
Aunque no tenga alas.

Tiene defectos, algunos más grandes que otros.
Pero no los cambiaría por nada.
Son lo que lo hace ser él, lo que lo construye.

Es lo que creó y formó a mi ángel guardian, a mi orgullo:
Lo que formó a
Mi Padre.