Echo de menos la comodidad de estar triste

poema de Koi No Yokan

Dejé a mi cabeza volar y fue una pésima idea.
Me conduce siempre por oscuros caminos,
donde turbios deseos revela,
donde toda la gente que amo
termina enterrada bajo tierra.

Todo lo hago para poder un poco sufrir más.
Pues romantizar mi dolor es mi placer,
y qué mejor que matando a los más cercanos.
Me imagino el profundo dolor que sentiría,
la trágica escena como sería,
mis reacciones ahogado en pena,
mis palabras sin rumbo, mi llanto desconsolado
mis plegarias más sinceras, el antes y el después.
Todo para tener una imaginaria razón
para hacer llorar a mi triste corazón,
y mis lágrimas en consecuencia
se derramen aliviadas.

Porque la tristeza es cómoda,
ergo, me encanta la tristeza;
es mi droga, y mis sentidos domina.
Susurra dulcemente a mis oídos,
incitándome a dejarme abrazar por ella.
Me siento tan a gusto cuando lo hace,
y a su lado el alcohol, que es su mejor compañero,
y su complemento ideal: mi fiel e inigualable cama.
Mi cama, que siempre estuvo ahí,
me abrazó en mis peores momentos,
susurró dulces palabras a mis oídos
mientras ahogaba mis llantos en la almohada.
Solo ella me escuchó atentamente,
como una madre a su hijo
y es la única que conoce todo
el dolor que llevo dentro.

Mi mente se rehabilitó, pero siempre vuelven.
Malos hábitos nunca se pierden; buscar la tristeza es el mío.
Dulce tristeza nacida de mis sufrimientos,
que es ese dolor tan lindo, tan frío y hermoso,
el cual me envuelve cuando en llanto contigo me encuentro.

Siempre al borde del abismo, sosteniendo mis manos con las tuyas;
lentamente te acercas oculta.
A veces soy sorprendido por tu llegada,
otras, indisimulada, te veo desde lejos.
Junto a mis alegres momentos,
les colocas un velo turquesa
que los vuelve fríos y los llena de tu esencia.

Mi llanto te alimenta.
Con él te convoco.
A mi lado siempre estuviste,
nunca te fuiste ni un poco.
Ahora yo te alejé por mi bien,
pero siempre vas a volver,
de una forma u otra;
capaz en el final acabemos juntos.

Ahora el sol brilla.
De vez en cuando te echo de menos;
nuestra relación de dependencia terminó.
Solo perdí tu amor, y vos lo perdiste todo.
Mis días ya no son fríos, el calor los tiñe.

Tantos años juntos, ya sé, pero dejarte ir debo.
Voy a recurrir a vos solo cuando sea necesario;
de ahora en más, siempre prudente,
pues tu mal uso me corrompe por dentro.
Sin embargo, de vez en cuando
echo de menos la comodidad de estar triste.

Comentarios & Opiniones

Koi No Yokan

poema escrito es mis inicios, pese a que podría mejorarlo, hice muy pocas correcciones porque quería mantener la esencia original.

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