Purulenta ceguera.

poema de Lang

Y es que te odio,
te odio como judas a Dios.
Te odio por haberme hecho creer que lo nuestro era amor,
te odio por todo lo entregado,
por el cariño y por mi calor.
Y es que no hay peor odio
que el amor transformado.
Tanto afecto guardado
con la esperanza de un regreso inexistente,
tanto afecto y calor frustrado
de un iluso enamorado,
ahora inerte.

Comenta & Vota