No me equivoqué al elegirte

No me equivoqué al elegirte

No fue un error haberte conocido, tampoco Dios te puso en mi camino, ni el destino te cruzo en mi sendero, fue la libertad al aceptarnos, al abrazarnos en la realidad de nuestras vidas, en la causalidad provocada en tu tiempo laboral, por la opción de mi ser. Una mañana te encontré, cerca del medio día te escuche, nuestros oídos contemplaron sus sonidos, encausándolos en la vía interior de los tejidos capilares, desembocando en la profundidad del corazón; allí nació la unión de dos seres que se aman, luchan, combaten, forcejean, se comprenden, comparten cada espacio, momento y tiempo en el
Cosmos, vinculados por una razón, la de compartir la vida juntos en el amor, pasión, caída, desilusión, dolor, en la felicidad de estar compaginados en un mismo ser. Caímos en la fragilidad de barro humano, construidos por ello, nos levantamos en la fuerza espiritual del alma arrebatada en la divinidad y poseída por la humanidad. No fuimos un error al encontrarnos, sino, una bendición de realizarnos familia, unidad y esperanza para el mundo.