NIÑO DEL FULGOR

– Alguna vez,
cuando yo era niño y mis problemas eran del tamaño de una pizca de sal
y mis ojos decían como algo de la vida
como algo de querer seguir "aquí"
con esos ojos llenos de ilusión
llenos de inocencia
llenos de lo que sea que me hacían tanto bien
en un mundo desolado que siempre dudé en conocer
y que pasando el tiempo
no sabía que yo mismo era el causante de arrancar esos ojos,
de malgastarlos con la noche
y de pudrirlos en la habitación
donde por años me estaba hundiendo;
como agarrándole un poco de amor a lo que me consume –.