Pureza inocente

poema de Julie

En algunas pieles todavía sobrevive
un amor armónico de canto divino. Amor por la ruina, el equilibrio de un puñado de cuerpos sobre el polvo.
Y de pronto cruzo los dedos para conservar mi memoria,
aún inhóspita que se liberará
en el sendero de los huesos.
Mirad: los inocentes son puros, y quienes aman la vida están condenados a la condena de quienes condenan su andar sobre los muertos.
Su mirada nos consuela, parece abrazar el día que despreciamos callando sus voces. La paz del mar hermoso,
el reflejo del mundo en el fuego,
el sol que se detiene sobre sus mejillas.
Y nosotros, carroña humana rodeada de insectos,
almas de luz artificial en la madrugada. Imposible recordar la pureza de la tarde bajando,
sólo una infancia fatigada de deseos que fueron y no fueron.
Mundo abrasante en el pecho
hablar viudo que reta a los que lloran a los pies de su puerta,
¡Nunca quisiera ser poeta!
simplemente derrumbarme frente al muro que es mundo
y resignarme a la condena de ser materia.
¡Y qué difícil sentir a los que lloran, cuando eres tú quien llora!
¡Y qué difícil mirar a unos ojos vivos, cuando la vida se muere!