El poder del dinero al servicio del placer

poema de juber

I

Oh mujer bella y encantadora, tu que andas por las calles vendiendo tus caricias. Que con tus placeres acaudillas a los hombres que andamos en busca de tentaciones prohibidas y que el precio de tus besos da un sublime momento a una aventura de calle.

II

Mujer, tu que usas el placer como batalla de vida tantas veces incomprendidas por una sociedad que margina.

III

Mujer, tu que no marginas nada y en tus brazos recibes hombres puros e impuros, que en tu sapiencia de tu arte le das ritmo a los tiempos y en cual cama vas dibujando retratos con el pincel de tus manos y la pintura de tu cuerpo.

IIII

Mujer, que de inocente fuiste y cual vil dinero del hombre tu cuerpo cediste y de allí aquel oficio escogiste bajo tus manos en cómplice de la noche te volviste y en la reina del placer te convertiste.