Habitantes de un mundo por desaparecer

Los sonidos son cicatrices dulces
los pájaros son constantes apariciones de un universo cristalino
insistentes coplas de oro cobrizo
fantasmas iluminando al sol oculto en nuestros corazones.

El cielo desprendido en alas guardadas que duermen mientras el estomago trina
el aire azul de las ramas quebradizas dibujando siluetas en la tierra
el agua emanada en canciones guturales
espíritus plasmáticos y viscerales construyéndose un mundo en el que puedan existir
sin olvidar su condición de ser solo una música que rosa la piel
que cubre su cruz y se eleva por los paramos anaranjados y profundos.

Aquel que oye circular el reloj del subsuelo
que desmiente las sombras y encara las esquinas endemoniadas
Aquel que se ilumina así mismo como una tea
y se camina así mismo como un laberinto.

Testigos de lo lo que no existirá mas
como testigos de tan poco si se cuenta
Hay belleza en el mas allá?
Hay caminos de pasos musicales que nos llevan a demoler
simplemente desaparecemos de a poco.

Ruiseñor que de melodía se hace
como un disparo de vida nueva
una expansión de una humareda haciendo siluetas distintas
que cambian de colores a contra luz,
como la piel de un pes de vidrio que surca el cielo cerca del anochecer.