Condena perpétua

Estoy condenado al sufrimiento eterno
Mi condena se expande y fluye por mis venas
El viento me sopla el rostro, aliviando mis dolores
La naturaleza me observa y siente mi pena
Estoy condenado a sentirla, a verla
Condenado a reír para después sufrir
Llevo en mi pecho una herida eterna abierta
Me acostumbré al dolor que me provoca
Me acuesto pensando en el día que me libere de mi condena
Pero en mis sueños apareces para recordarme lo que siento
Estaría dispuesto a morir en nombre de mi condena
Así, mi alma volaría libre por los cielos que me rodean
Estoy condenado a sentir las cadenas que me tienen prisionero
A mirar tu rostro y tu sonrisa cada vez que cierro los ojos
A pesar de todo este peso, resisto lo que me caiga encima
Y lo seguiré haciendo mientras dentro de mí aún siga prendida mi llama de fuego
Comentarios & Opiniones
Si la condena de trata de sentir la presencia de la persona amada, bienvenida sea...saludos poeta, linda tarde.