Oh sí, un espacio para ti

Y de nuevo te tengo, oh sí, despierta mundo;
que registren lo ideal y de tu figura registrada
hágase una escultura maravillosa, que vengan
los pájaros oblicuos de la mañana, que trinen, oh sí,
en un canto linfático que me diga que te tengo de nuevo.
Que el almacén de mis recuerdos se llene de sustancia,
de tu sustancia imperecedera.
El mutismo que me apostrofaba, que me dejaba seco,
como si mis fluidos carecieran de la imperturbable
carencia de tus inundaciones, oh sí, se quejó y
ahora has vuelto a este estacionamiento destacado
que se ha llenado de nuevo de ti.
Y con ello un renacer en lo mío, sí lo mío,
a las conjunciones tuyas(que anhelo mías),
a la melódica canción de primaveras huidas,
de capas perdidas de una pasión anquilosada
en el termino fin(que da lugar a principios).
Cantad flautas del averno, anunciad mariposas
que en este vuelo floral, el polen de ti
trae riegos de una miel en la que se alimentan
mis vivencias; vuelvo a creer, a crecer
como un niño alimentado de ausencias que reúne
a las soledades de los años para anunciarles
la caída de un imperio; se acabó, el niño se ha hecho hombre
y entre sus hombros no caben sistemas ambiguos
que lo perjudiquen, que la ociosidad se vuelva locura,
que el intento de renacer no remueva las cenizas,
una invitación al amor que es una tarjeta sustancial
con un rostro indefinido en la que el protagonista seas tú,
en la que tu presencia revindique las metáforas,
las implicaciones poéticas de la cumbre estacional
de tus solidos recuerdos; oh sí, oh, sí , oh si...
No caber en el gozo ¿es esto?, estimular la energía
secreta que me anuncia tus palabras, tus renglones
glorificantes, tus perfumes de poeta que en mi corazón
son leyes sagradas, consagradas para la iglesia de tu ser.
En este cuerpo inmaterial en el que te dejo residir,
en el espacio consciente de mi cabeza, un cuarto, tuyo siempre,
mío nunca y sí, este nuevo lugar es todo entero para ti...
Oh sí, todo lo que quiero para mi.