¿A QUIÉN?

Cuando todo es ido,
nada es regresado
de la garra que lo atrapa.
Solo será recuerdo, pasado,
un golpe continuo, sordo,
reiterado,
en el yunque del cerebro, que lo soporta y más no aguanta..

Se llora sin lágrimas
por todo lo orillado,
apartado y no empleado.

Cuando partí de ti,
te di mi último beso
de los muchos que tenía guardados
en mi tesoro de amor,
oculto y secreto.

Nunca pude imaginar,
que éste sería
nuestro último encuentro.
Cuando abrazada a mi cuello,
acunada entre sábanas, repetías:
Te quiero, te quiero, te quiero...!

Lo que fue un gozo inmenso,
apenas en unas horas, se trocó
en enorme dolor, en vasto desconsuelo.

Te fuiste en un vuelo veloz,
como parten las aves al cielo,
agitando tus alas de ángel,
buscando a tu vida consuelo;
buscando la luz, buscando
un Lucero en el cielo.

Aquí me dejaste,
huérfano de amor,
de cariño, de tus besos.
Y este tesoro escondido,
que tenía en mis adentros,
- ¿a quién se lo regalo, madre,
si nadie puede merecerlo?
Pues nadie me dio su amor,
como tú supiste hacerlo.