Fronteriza

Allí a escasos pasos sopeso,
yacías ángel de carne y hueso,
bastaba con estirar mi zarpa,
Para tocar su tez de sésamo,
Pero de nuevo el miedo, todopoderoso,
Me mantuvo cauteloso,
¿Que te hace pusilánime corazón?
Y te acobarda sin razón.
Necesitas del reencuentro,
De la inspiración que en ella aguarda para ti,
¡Basta! ha gritado el que con latidos gobierna mi pecho,
Tengo mis razones para esperar,
Es su cara circunspecta que envía una señal,
Taxativa, rigorosa, fronteriza,
Exige que tenga fe de mí, y en oblación de ella,
Escriba mil versos, una canción, me mude a su estrella,
Confiese que la amo,
Tome mi hatillo y en mi mano ate su mano.