Si yo la quiero

Si yo la quiero se aviva el fuego y el lóbulo enrojece;
como agua y sal moldean la madera de la barca,
sigo con los dedos la vértebra indecisa, y es sumisa.
Hierve el corazón en su torre de cristal
y vuela hasta su seno como un pájaro
que resquebraja el aire y desnivela el suelo.
La cadera se quiebra, fucsia, y reverbera;
acera la sonrisa, traviesa, atroz, mortal quimera,
demencial anhelo de romero,
incierto calabozo, ergástula de amor
si yo la quiero de esa manera oscura,
como calima nocturna o marejada,
pestaña que se curva como anguila, penumbra gris
en la mirada, en el arrobo del verso impreciso,
en el camino inconcluso del poema,
y quedo en su presencia emocionado y trémulo,
como si hubiera recibido un navajazo.
El amor es algo tan simple y tan tonto como eso.

(Poemas Litorales)