El piano
poema de José Manuel Pérez
En la penumbra del salón miran,
con su duro corazón de nácar, las teclas;
en una eternidad sin pulsaciones,
sin latidos, añoran bailarines que giren
al impulso de la luz en las ventanas
y bacantes perseguidas por la luna.
Confunden los recuerdos,
se dejan hechizar por los destellos
de la imaginación divagadora,
la verosimilitud de los cuerpos.
Escuchan versos, cuitas, conocen bien
el pensamiento y el corazón del poeta
que levanta al oírlas su castillo de sueños.
El aire preñado de sonidos, y ellas, mudas,
como si sólo mudas el polvo las amara,
como si mudas interpretaran un adagio
y desgranaran compases silenciosos.
(de "Poemas malditos")




Comentarios & Opiniones
¡Caramba! Qué inicio.
"En la penumbra del salón miran,
con su duro corazón de nácar, las teclas;"
"El aire preñado de sonidos, y ellas, mudas,
como si sólo mudas el polvo las amara,"
Saludo cordial.