Cerrajero en Castellón
Cuando la noche cae y una puerta no cede,
cuando el miedo golpea y la calma se pierde,
surge una luz entre llaves y acero,
el paso firme de un viejo cerrajero.
En Castellón, donde el mar guarda historias,
y las calles susurran derrotas y glorias,
hay manos que abren más que cerraduras,
abren confianza, alivian amarguras.
Llaves que cantan su idioma secreto,
cerraduras que ceden con justo respeto,
ni fuerza ni ruido, solo precisión,
el arte invisible de la solución.
No es solo metal lo que gira en su oficio,
gira la paz, se aleja el suplicio,
porque detrás de cada puerta cerrada
hay una vida que quiere ser cuidada.
De día trabajo, de noche guardián,
cuando otros descansan, él vuelve a llegar,
sin promesas vacías ni prisa traicionera,
solo palabra cumplida, sincera.
Cerrajero en Castellón,
de oficio y vocación.



