EL POTRERO

poema de Jorge Loyola

El potrero

El viejo arrastró como pudo, con sus pocas fuerzas una no tan pesada piedra y la puso sobre otra para que de esta manera se formara una especie de banquito donde sentarse. Con esfuerzo, apoyándose en su bastón dobló sus rodillas adoloridas y casi dejándose caer, por fin se sentó. Seguramente ese no era el mejor lugar que podría haber elegido para sentarse; a unos treinta y tantos pasos a su derecha había un paredón inmenso donde podría haberse respaldado y como el sol estaba pasando hacia el poniente, él hubiese estado a la sombra, o a su espalda a no mucha distancia se levantaban unos cuantos arbolitos y algunos de ellos tenían una copa lo suficientemente frondosa como para frenar los violentos rayos de noviembre y tal vez algún pájaro le cantara desde las ramas; pero no, él eligió sentarse en el medio del campo.
Frente a si se extendía un terreno seco, solo una tierra dura y gris, tristemente adornada con algunas matas de yuyos amarillos y algunas bolas pinchosas de cardos rusos.
El tristísimo paisaje de abandono que presentaba aquel páramo olvidado por todos, no inmutaba al viejo, que sentado sobre su par de piedras miraba el campo, mientras lo envolvía el calor de una primavera, que estaba siendo asediada fuertemente por un verano que ya no quería esperar hasta que los calendarios marcaran el veintiuno de diciembre.
Durante muchos años, el hombre había buscado excusas para desviarse de la ruta más directa hacia algún lugar de la ciudad, para terminar pasando por el frente de este pedazo de campo abandonado, al principio estaba rodeado de viñedos y chacras; pero la ciudad fue creciendo y lentamente comenzó a avanzar sobre aquellos lugares; primero algunas casas, más tarde algún barrio, algunos galpones, una fábrica… el seguía pasando en su auto, sorprendiéndose por el progreso de los alrededores. Cada vez que pasaba por el campo, disminuía la velocidad a paso de hombre y se quedaba mirando aquel lugar al que solo él le encontraba algún tipo de belleza. Con el paso de los años, ya no pudo conducir, entonces encontró una línea de autobuses que pasaba por allí y de vez en cuando se daba una vuelta; la última vez que pasó por el lugar, un gran cartel de una constructora y algunas máquinas pesadas hicieron que en su pecho algo se quebrara; aquel pedazo de tierra estaba a punto de desaparecer.
Allí estaba el viejo, sentado al sol sobre su rústico banquito de piedras, como esperando, sin apuros, solo miraba aquel campo con un pasto verde muy bien cuidado, con sus líneas blancas de cal brillando en la tarde, con sus dos arcos de madera de álamo; si, “LA CANCHITA” está lista, un aire fresco corre sobre el pasto y trae ese olor a humedad de tarde de futbol; el viejo espera, hasta que de todos los rincones empiezan a sentirse las voces de los pibes que vienen llegando para estrenar el pequeño estadio en el que tanto trabajaron durante la semana para que hoy domingo por la tarde, jugar el que tal vez sea el último partido, el último picado de aquellos pibes que ahora corren hasta donde está "el flaco" esperándolos, con sus pantaloncitos, sus botines lustrados y su camiseta con la banda roja atravesándole el pecho; al sol , respaldado en uno de los postes del arco sentado en un improvisado banquito de piedras.

Comentarios & Opiniones

Ambukkazoo

INTERESANTE RELATO,EN LO PERSONAL TAMBIÉN ESCRIBO RELATOS CORTOS, SEGUIRÉ SU TRABAJO DESDE AHORA

Critica: 
Jorge Loyola

Muchas gracias,

Critica: 
Xio

Que belleza, que bien lograda esa descripción, ese anciano que vuelve al recuerdo y se ve allí con los pibes del barrio jugando fútbol, con sus pantaloncitos cortos.... Yo que me adentro en cada momento de la historia, yo que recorro con la vista del

Critica: 
Xio

Protagonista cada detalle que tú, cómo ese tremendo escritor que eres me tomas de la mano y me haces vivir cada instante, mil gracias mi querido amigo por este regalo después de tanto tiempo sin encontrarte, recibe mi cariño estimado gaucho, abrazos.

Critica: 
Jorge Loyola

Gracias por tanto cariño mi genia, hacía mucho que no escribía, muchas veces me preguntaba "y para qué?"pero como dice la canción "PERO EL AMOR ES MAS FUERTE" y aquí estoy dejandome ganar por el amor a las madrugadas tomando mates y escribiendo.

Critica: 
Jorge Loyola

Ademas extraño el compartir este espacio con amigos .
Espero seguir encontacto.
Un gran abrazo ámiga querida.

Critica: 
Falstaff

Así es el Alma, la memoria; te guían a ese lugar que tú prefieres, donde eres tú y lo ese que los demás te creen, cuál golondrina vuelve al nido, el viejo del bastón vuelve a donde su corazón quedó prendido.
Excelente, felicidades.
Un abrazo.

Critica: 
Jorge Loyola

Muchas gracias Falstaff, me alegra mucho que te haya gustado.
Un abrazo.

Critica: 

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