EL DIABLO Y SU AMIGO EDUARDO (cuento)

poema de Jorge Loyola

Arde, todo arde. Las llamas consumen el jardín donde con Eduardo correteaban a la pequeña Agustina que uhia entre risas con sus vestidos de grandes volados y sus rizados cabellos dorados, hasta llegar casi sin aliento a refugiarse en el invernadero, que hoy, también está ardiendo. Ya no están los vidrios de colores que convertían aquel sitio en un mundo mágico a la hora de la siesta; tampoco están más las exóticas orquídeas de diversos colores que tanto amaba la señora Alvarez.

Ramón y Rosa, los caseros, ya no tendrán que estar atentos al riego o correr cortinas a la hora que el sol está demasiado fuerte y podría dañar las preciadas plantas.

Arde la caballeriza donde la ya adolescente Agustina corría cada mañana para alimentar y cepillar al noble Apolo, el hermoso caballo árabe que su padre le regaló al cumplir sus dieciséis.

Arden las cocheras con las máquinas de colección del señor Alvarez, arde el preciado Rolls con que la familia salía muy de vez en cuando a pasear por el pueblo; el que alguna vez robaron con Agustina para dar vueltas por el parque.

Dantesco espectáculo brinda la mansión. Arde el gran comedor y el living donde los adultos se reunían a beber y a fumar mientras contaban infidencias de las familias de la sociedad, historias de camas ajenas, furtivos encuentros amorosos, etc; por eso a los niños no se les permitía la entrada, pero a pedido del insistente Eduardo, con Agustina se escabullian detrás del gran sofá para escuchar las más locas narraciones.

Arde la biblioteca, con su incalculable cantidad de libros .

Arden las escaleras, los muebles, los cuadros, las esculturas,todo, todo es consumido por feroces llamas; cada una de las habitaciones, los pasillos, todo es un infierno.

Hay un solo lugar que aún no es alcanzado por las llamas : la gran torre, que se alza en el centro mismo de la casa, desde donde se pueden ver todos los alrededores de la propiedad, más allá de los árboles , los viñedos, el río, hasta las montañas. Nunca logró que Agustina subiera allí jamás pudo vencer su pánico a las alturas.

Allí está; mirando el infernal paisaje.

_Maldita sea Eduardo _Grita con desesperación, sin volverse a mirar a su amigo; su cuerpo empapado en sudor, sus ropas rotas y con manchas de sangre, sus ojos desorbitados ; mirá sus manos sucias que aún sostienen el un arma.
_Maldita sea _Repite _Estamos absolutamente locos, lo que hemos hecho no tiene perdón de Dios .

_Con su característica imperturbable calma, con su ropa limpia y su mirada impune, Eduardo responde desde algún lugar dña habitación.
_Dios no tiene nada que ver con esto, además, a quien le importa su perdón. Hiciste lo que tenías que hacer.

_"hiciste" decís? Por Dios Eduardo toda esta locura fue tu idea, como siempre, toda tu vida fuiste un loco y yo siempre te hice caso, maldita sea _ volvió a gritarle a su amigo que ni siquiera lo miraba.

_Mis ideas locas _ Respondió Eduardo mientras se subía a la ventana _Es verdad, mis ideas siempre fueron locas, pero no me vas a negar que nos divertimos, presisamente, como locos.
_Se reía mientras hablaba, como recordando las cosas que se le habían ocurrido desde que eran niños y con Agustina llevaban adelante.
_Agustina las disfrutaba y vos también, aunque siempre fuiste medio cobarde; siempre tuve que insistirte para que te atrevieras .

_Claro yo era el cobarde, como no serlo si los azotes los recibía siempre yo, vos siempre te salvabas, y la princesa Agustina era la pobre niña arrastrada a las fechorías del pequeño diablo y su amigo Eduardo.

_El pequeño diablo y su amigo Eduardo; que buen nombre para un cuento _se río Eduardo mientras caminaba por el marco de la ventana con los brazos abiertos para mantener el equilibrio. Reía, siempre reía, y continuó recordando.

_Robarnos el Rolls y el whisky fue la mejor de todas; que borrachera tenias, y la princesa Agustina, como vos decís, sacándose la ropa y asomando medio cuerpo por la ventanilla con la botella en la mano mientras gritaba "libertad"; fue genial. Claro que el alcohol y un auto no hacen buena pareja, sobretodo cuando hay tantos árboles en el parque .
_Lanzo una carcajada y saltó hacia el interior nuevamente y continuó.
_Al final, no terminó tan mal; bueno el Rolls si, pero ese día te empujé para que por fin besarlas a Agustina .

_ La casa comenzó a crugir, como lanzando sus primeras quejas por estar herida de muerte, luego, algunas partes a del techo comenzaron a desplomarse.

_Esto se está poniendo feo, creo que hay que saltar _Eduardo seguía hablando sin ningún tipo de sobresaltos, mientras que su amigo de la infancia, totalmente superado por los acontecimientos, se levantó del del rincón donde había estado tirado; temblando y apuntando le con el arma, continuó unsultándolo.
_Maldito infeliz, voy a volarte la cabeza ahora mismo.

_Eduardo lo miró con una sonrisa y preguntó, con qué balas? Ese revolver solo carga seis _y continuó _hace' la cuenta, te animás.

_Rapidamentelas escenas de los asesinatos que acababan de cometer, atravesaron su cabeza; los Alvarez, los caseros, hasta el caballo.

_Seguia buscando con el cañón del arma a Eduardo, las lágrimas corrían por su cara lavando el hollín.

_ Aún debe quedar una y la voy a meter en tu cabeza _ le gritaba a Eduardo.

_ Creo que no estás contando bien _le contestó su amigo.
_A quien te azotaba "blam", a su pobre esposa, que nunca hizo nada para evitarlo, "blam" , a los señores de la casa, el gran Augusto Alvarez, que no permitió que te casaras con su hija ,"blam", a su dulce esposa que consiguió para la niña un candidato mejor que el hijo de un casero, "blam": la quinta fue piadosa , el noble Apolo no tenía que sufrir ,"blam".

_Ves, cinco balas y la que queda es para vos. _Apretó el gatillo, pero nada pasó. Eduardo miraba por la ventana que que daba hacia los jardines, y señalando hacia abajo le dijo.
_Me parece que te olvidas de algo.

_S e asomó a la ventana y sus ojos se enrojecieron de horror al ver aquella escena; en la piscina flotando en aguas rojas estaba el cadáver de la bella Agustina.

_Con un gran estruendo la casa colapsó, todo aquel mundo sucumbió bajo las las feroces llamas; la torre comenzó a temblar y el humo inundó el cuarto.

_Todo terminó dijo Eduardo y se quedó mirando el infernal espectáculo. Perdido totalmente, el se paró de espaldas al exterior y se dejó caer mientras le gritaba a Eduardo _vas a arder en el infierno .

_Eduardo, parado en la ventana, sonreía, mientras, su imagen se iba desvaneciendo.
_Puede ser _Dijo _Tal vez, algún día nos volvamos a ver, pero por ahora, debo encontrar algún muchacho cobarde que necesite de un imaginativo amigo que lo ayude a divertirse.

FIN

JAL

Comentarios & Opiniones

Xio

¡¡Oyeee!!! Tremenda naracción, me he quedado sin aliento siguiendo cada una de las escenas,las llamas consumiendo todo, todo tan bien recreado de forma que cautiva al lector, eres un escritor sin tachas, que placer encontrar una obra tuya, un abrazo

Critica: 
Jorge Loyola

Genia, siempre presente y siempre tan amable. Me alegro mucho que te aya gustado.

Un gran abrazo.

Critica: 
María Ángel Russo

Excelente cuento, muy bien narrado, casi escuchaba el crepitar de las llamas. Gracias por compartirlo, Jorge

Critica: 
Jorge Loyola

María Angélica, te agradezco la atención. Me alegro que te aya gustado.
Abrazos

Critica: 
María del Rocío

Esto es página de un excelente libro! Sería bello leerte! Un gusto Jorge saludos

Critica: 
Jorge Loyola

Queridos amigos María del Rocío, maestro Joel Fortunato,Vanessa .les agradezco profundamente sus exagerados comentarios ja.los abrazo con el corazón en la.mano.sran felices

Critica: 
Keyra

Estupendo relato Jorge, un placer de lectura. Un saludo

Critica: 
Jorge Loyola

Keyra. Muchas gracias por pasar, gracias por tu comentario.
Abrazo.

Critica: 
Mariposa en vuelo

Buen texto muy imaginativo y una historia que llama la atención un drama que narra casi toda una vida con recuerdos y todo, te felicito un gran abrazo...

Critica: 
Jorge Loyola

Gracias por tu comentario mariposa en vuelo.
Abrazo.

Critica: 
Viki

Bella obra cargada de nostalgia, un fuerte abrazo

Critica: 
Jorge Loyola

Un afectuoso abrazo dulce Viki

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