UNA MIRADA

UNA MIRADA

Presos de una vigilia angustiante
intentan llenarse mis ojos vacíos,
en la oscuridad de la noche,
en el silencio perdido.

Hay ojos que todo lo abarcan
y la velocidad vuelven quietud.
Se también de miradas claras
que acechan al miedo con toda su luz.

Esos ojos son los que busco,
esa mirada es la que prefiero.
Pero de tanto andar me olvido
y de tanto ver me ciego.

De que existe un lugar tranquilo,
donde descansar el paso y detener la prisa,
donde contener el llanto
y liberar la risa.

Hay miradas que deshielan
a corazones enteros.
Que vuelcan ilusiones sinceras,
que vuelven a los sentires plenos.

Esta noche, quizás dormido,
pueda soltar un pensamiento
que burle a la distancia
y encuentre una mirada.

Quizá esos ojos me reciban
y coincidan con mi tiempo.
Y tal vez liviano ya sin miedos
pueda habitar en su sueño.

Un cordel de plata me sostiene
mientras cruzo el umbral del tiempo
y atravieso el mundo entero
como una flecha de fuego.

Y cuando por fin habite esa mirada
luego de un viaje sombrío,
le enseñaré por la mañana
el regreso hacia los míos.

Jorge Damián Pelozo