Invencible.

Si la caída quiebra,
no es por derrota:
el espíritu es libre
si persiste y renace.

Más allá de la muerte,
la eternidad es posible;
como llama encendida,
tu alma es intocable.

Ningún espíritu es vencido
si persiste y renace.
Ningún espíritu es vencido
si cree en lo que hace.

Y ante cada batalla,
y ante cada desafío,
y ante cada victoria.

Y ante cada montaña,
y ante cada derrota,
y ante cada escalada.

El alma del guerrero
es estrella eterna:
brillante e inmutable.

Ningún espíritu es vencido
si persiste y renace.
Ningún espíritu es vencido
si cree en lo que hace.

Forjado en acero noble,
firme, inalterable,
persiste, resiste:
te levantas y renaces.

El alma no se doblega
ante las adversidades.
Tú naciste guerrero:
¡por siempre adelante!

Tallado paso a paso,
luchador incansable,
ni la noche pudo frenarte.

Ningún espíritu es vencido:
persiste y renace,
lleva savia en la sangre,
lleva fuego en la piel.

Jamás serás vencido...

¡si crees en lo que haces!