Mañanas amañadas

poema de Galan

Me levanto temprano,
tras una noche de boxeo
con la madrugada.
Ella con sus guantes de mármol,
yo con un bolígrafo mordido,
y con un poco de tinta malgastada.

Salgo de la cama a sabiendas,
de que la vida duele pero tiene su gusto.
Paseo por las calles de Madrid en mi soliloquio,
el frescor de la mañana me despierta,
aún así yo ando medio adormilado,
y con unas gafas de sol,
que oculte mis ojeras malva de agotado .

Doy un garbeo con un destino no fijado,
me pierdo en un parque al oeste de todo lo malo,
y encuentro mil rincones donde el silencio,
dice más que estas lineas torcidas.

Decido refugiarme en un café ,
me pido un chocolate caliente,
esperando recordar un abrazo silente,
de mi madre sonriente,
y calentar este cuerpo que,
esta frió de la vida, y no del calor ausente.

Me dispongo a volver a la cueva,
a refugiarme en una manta,
que no me diga que debo llorar.
Mientras leo un poemario y bebo una cerveza,
concibo mi fortuna con media sonrisa,
y rezo para que esta mañana
sea una eterna brisa.