El dolor del partir
Tantos nos quisieron y tan pocos ahora,
el cariño juega en un tiovio,
que no conoce ni el descanso ni la piedad,
infame capricho somos a la hora de la verdad.
Me repito con maldad y dolor,
el ser impávido ante el querer,
pues soy victima del horror,
en ver como soy un maestro en perder.
Pues la tragedia de la despedida
no cabe en un corazón tan pequeño,
pidiendo explicaciones al genio,
del dolor de una relación perdida.
El camarada que luchó conmigo
y con un whisky barato como arma,
ahora prefiere beber solo,
que con un ser ingrato como yo.
Intento comprender el vaiven
de unas intangibles olas de cariño,
que por alguna jodida razón,
prefiere bailar sola al compás de nadie.
La amante que fue deseada
ahora juega en otro equipo,
cansado de ver con un fanático en la grada,
lamento no haber podido jugar el partido.
La gloria del pasado es culpable
de no valorar este ácido presente,
ahora camino cabizbajo entre la gente,
pensando en como volver a ser deseable.
A pesar de mis pésimos engaños,
me doy cuenta de que la verdad duele,
y que la única solución lógica,
es ver volar todo lo que se quiere.
Las amistades y amores se ven
cambiadas cuando el azar decida,
aprender con el tiempo a no forzar la despedida,
y a ser menos bala perdida.
Asimilo el ritmo del tiempo,
me siento a disfrutar y reír,
para ser un poco más asceta,
y apreciar lo bueno del vivir.