Colibrí y Sol
poema de Jerh
¿Crees que las aves se hacen daño al mirar el brillante sol?
El colibrí no, pues encuentra en su calor un faro de amor.
Vuela al compás del día, alegre y con fervor,
Colibrí que, con cada batir de alas, vive su devoción.
Allí, donde la estrella brilla en perfecta creación,
Sus rayos son rizos, suaves como pétalos de girasol.
Su melena dorada, su perfil sereno y su espíritu protector,
Colibrí que danza en la paz del ángel del corazón.
El astro lo mira, con paciencia y en comunión,
Y el colibrí en su regazo, se siente lleno de emoción.
Ambos se encuentran, sin necesidad de una canción,
Colibrí que, sin manos, la lleva libre a su dorada dimensión.
Dichosa es la musa que comprende su dulce oración.