La luz tras la sombra

La mirada ausente
tras su rostro pálido
disfraza horizontes
no más lejos de la ventana,
en estas paredes contradictorias
se consume el cuerpo
se evapora el alma.

El reflejo delira y se contesta así mismo...
las manos temblorosas
derraman tinta
en la sangrienta madrugada.

Huele a miedo desesperado
a niña abandonada
a mentiras sin retorno
a sueños sin ganas.

Olvidos que enferman,
su pelo enredado,
la locura en los dedos
cuantos gritos anudados.

Se desdobla
dibujando una estela
hacia al vacío
la ventana aún está abierta
soplan fuertes las horas
no hay escapatoria.

Jugaba al escondite la luz y la sombra,
de unas tripas tan revueltas.