Tan dulce que amarga

Era dulce, dulce amar que no se pudo mitigar, el tiempo nunca supo la verdad, así bajo mis manos los versos a veces no saben amar, sencillo y claro como su mirada en las mañanas de mayo. Como un sol que quema al pensar, me agota el no saber donde se esta. Es un eterno precipicio que no encuentro, es amplio y eterno como el silencio que perturba mis sueños. Entonces no hay respuesta, sonó así su persistencia a seguir oculta, sin inventarla, sin presenciarla, la sentencia, poetísima absurda. Quede como amargado ante su falta, perdiendo memoria, eso nunca falla, ni su recuerdo ya calma hasta a las aves con mas rabia. Desde el cielo cayendo, dulcificandome tanto que quede marcado, amargado y sin un atisbo de ser claro, siendo preciso pero sin un camino fijo, nunca me acostumbre a vivir solo, entre sueños de alquitrán, es suspirar y como el fuego fugaz, arde en llamas como su recuerdo que nunca esta. Antes no cambiaba, ahora no es un antes si estaba, Madrid es mas limpio sin dolores de caminatas, pero queda lejos y las escalas son largas. Mis manos solo quieren crearte, pero no me dejan recordarte.