Lirios Nocturnos (Cuento)

- Lirios Nocturnos -

Es del todo cierto que padezco de una adicción del poco común, que algunos padecieron o la padecen en el silencio, ¿quien sabe de que manera se puede librar de ella? ¿quien pudiera comprender mi rareza? compartir mi angustiosa melodía, solo soy una fantasmagórica melancolía en la vida que intenta aferrarse a la simpleza del vivir.
¿Que dices? ¿prohibirme de ella? Jamas! Con solo intentarlo ya estaría de rodilla ante su merced, soy sublime ante ella , un siervo fiel ante su mirada vaciá, encadeno mis manos y pies por su alma...

He intentado de esconder cada rayo de luz del día, para tratar mantener la oscura viveza de la noche en mi hogar, así logro pensar tranquilamente sabiendo que cada ventana ignora al sol por dejarle entrar.

Comer, dormir, beber y cumplir mis necesidades básicas son los hilos de mi monotonía mientras mi encierro me asila completamente del bullicio del réprobo exterior, sin manchar mi espera de oírle golpear la puerta de mi mente mi grandiosa y bella adicción de quien tanto espero siempre allí en mi palacio de sombras.

Ya altas horas de la noche mantengo firme el pincel en el lienzo esperando y esperando la llegada de ella, le necesito urgentemente para poder iniciar o terminar mis conjuros y maleficios del mal amor que ondulan en mis recuerdos, necesita plasmarse pero mi mente es inquieta y no puede oírle, necesito mas oscuridad mas dolor, sin ella no soy nadie ni mi pincel ni mi vida.

Cuando el ultimo rizo del sol se oculta detrás del telón nocturno, mi puerta suele hacer un leve ruido característico en el estrecho pasaje de mi vivienda, haciendo eco a cada extremo de esquina a esquina dando la alerta al gato quien maullá su tristeza a la luna y al perro desnutrido quien devora los desecho del vecino.

Dejándome caer en la penuria de las fauces de la noche que engulle mi silueta por las calles húmedas del frio gélido de esta época , marcando un ritmo en mis pasos que me llevan a lo desconocido.

Solo deseo encontrar mi adicción aquí afuera ya que en casa solo me perturba solo pensar en su espera y temer que no recuerde mi sutil hogar, soltando un suspiro llevando mi mano hacia mi bolsillo busco al cigarrillo abandonado de mi frágil memoria y poca importancia.

Buscando la plaza que suele ser mi segunda casa, me siento en la misma banca que solo tiene memoria para mi quien me entrega su placer de la comodidad de mi delgado cuerpo, dirigiendo mi vista al cielo pintado en infinitas majestuosas estrellas quienes bailan al hechizo canto del ulular de la lechuza, de un momento a otro en la parálisis del pensamiento mi cigarro esta por caer sus ultimas cenizas en mi zapato derecho que mal abrochado esta, producto de la impaciencia de salir a prisa en la búsqueda de mi adicción, ¿Donde estas querida? soy ciego en este día necesito de tu guiá, no puedo respirar sin ti...

Por el absurdo aburrimiento suelo mirar las pocas ventas cercanas de la plaza quienes me hablan en sombras que suelen pasar, puedo deducir al hombre quien besa a su mujer en un intento de encontrar lo que alguna vez amo y ver al viejo pasar con su candelabro que corta con la luz de la vela a la niebla que esconde el cuarto de la mucama, anhelar otra vida en una ventana con marcos dorados en la comodidad de no conocer hambre y rechazos del hombre común.

Cansado del frio y soñar no sueños propios, debo retomar mi búsqueda en algún lugar allí no lejos debe estar mi adicción, quien espera que la bese tome de su mano mágica para invitarle a mi hogar.

Incorporándome con nuevas esperanza prosigo seguir mi camino, manteniendo en mente solo mi adicción, solo ella en medio de la nada puede dar su aviso y gritarme por su visita ya sea tarde o temprano debo oírle a ella que es infalible siempre esta dispuesta entregarse a mi brazos.

Mirando sin importar mi alrededor solo busco y trato de visualizarla en algún lugar ¿porque te esconde en esta noche que los perros aúllan tu nombre? ¿porque me evitas mi amante? no me falles hoy que necesito hacerte el amor...el verdadero amor de que muy pocos son los privilegiados de esta adicción que padezco o padecemos algunos pocos muy pocos malditos ocultos de los profanos que caminan muertos sin saber.

Frotándome las manos entumida del gélido frio caminando en dirección de regreso a mis aposentos, paso cerca una esquina quien nadie recuerda y de una vista rápida sin importancia me quedo estupefacto, sin habla, sin oído, ni garganta, quedando petrificado ante mi amada porque mi adicción me a encontrado sin que yo la buscara.

Allí en un rincón olvidado no muy lejos de mi cercanía, podía visualizar como una anciana abandonada por la infame humanidad estaba de bajo un farol en el lamento del suelo con la manta del frio infernal.

Levemente de un movimiento tembloroso de su mano lenta de poca vida, buscaba algo en la infinita nada que sus dedos rozaban intangible acariciando el cielo con un gesto de piedad, al costado de su cabeza gris caída en la cera yacía una pequeña canasta volteada que contenía unos ramos de hermosos lirios blancos, lirios recién cortados en esta noche melancólica, esparcidos por todo el suelo adornando el momento del sufrir.

En la poca luz tenue que brindaba el farol pude ver como la anciana dejaba caer al fin su brazo en la fría acera que cobraba su cuerpo triturado por la vejez, ante una escena del digno arte macabro, sin testigos, rica en pobreza, ni recuerdos por ella , solo una lagrima solitaria broto acompañado por el viento del silencio.

Solo yo allí mirando mi adicción encuadrada para mi lienzo y pincel, ante mi amada nostalgia fruto dulce para mis labios secos del beber, al fin yo podré inmortalizarla en los lienzo infinitos de mi adicción, rápidamente despertando de mi sueño corrí desesperadamente por la eterna oscuridad dejándola inhumanamente al son del eco de mis pasos...

(Prophète Mort)
2016