La odio. La necesito.

Ya han pasado meses
pero aún no lo entiendo.
Lo he intentado tantas veces
pero no salgo de éste infierno.

¿Cómo la engaño,
si es ella quien me tima?
¿Cómo la ignoro,
Si estar en paz con ella es lo que más añoro?

Me provoca ira,
me provoca tristeza.
Me concentro en no oírla
y guardo silencio en la mesa.

Tiene tanto talento,
inventa cualquier historia,
inventa tanto cuento
que afecta en mi memoria.

¿Por qué me haces esto, amada mía?
¿Por qué me inspiras y me haces especial cada día?
Si al final sólo me traes conflictos con los que lidiar día a día?

¿Por qué?
Si yo te deseo en tu máximo esplendor.
Si pienso tanto en tí, pero
me haces parecer un gran perdedor.

Me has llegado a sugerir la muerte.
Con tantas ideas reunidas
me quedo tan inerte.
Haces tantas idas y venidas
que hasta he deseado ya no tenerte
y eso que ni siquiera puedo verte.

Y cuando paso entre la gente
intento disimular y parecer indiferente,
ocultar mis penas y demás,
pero trato inútilmente.

Y es que soy incapaz.
No creí temer tan profundamente.
No me imaginé jamás
luchando contra mi propia mente.