De aviones y aeropuertos

Ya dibujaban su nombre los aviones
y ni siquiera había abordado aún.

Con la maleta llena de esperanza
y melancolía
se divisa una pareja
dándose un beso de despedida.

No hay palabras ni gesto alguno,
solo queda sinceridad
que se mezcla con el humo del tabaco
en el área de fumadores.

Saben, es como si ella estuviera ahí,
esperándome para un último viaje
sin fecha de regreso.

Ahora ella, ya vuela con las gaviotas,
ya no pisa tierra y duerme entre nubes,
y cada vez que subo me guiña un ojo
por ventanilla
y se aleja...

No sé qué tienen los aeropuertos
que cada vez que llego a uno
me siento como en casa.