Carta para difunta esposa

Ayer soñé que te besaba en los labios,
que el tiempo no había pasado
y que la distancia no era otra cosa
más que un desafío del amor que te tengo.

Ayer soñé que te abrazaba entre sabanas,
susurrándote aquella melodía que bailamos
la primera vez que te conocí,
no, no había cosa más bella
que verte bailar.

Ayer soñé que no habías muerto,
que solo te habías ausentado un momento,
no cabe duda que ni la muerte me separará de ti,
dejaste en mi corazón una huella tan profunda,
y en mi dedo un tatuaje que nunca quitaré
y no quiero,
uno que se queda en la piel,
como tú, como tus manos,
como tus besos, como tu esencia.

Pero hoy,
que estoy parado junto a una caja
que no siente, que no llora,
que no sufre como yo,
no te digo adiós tras ella,
¡espérame!,
que cualquier día de estos
te volveré a encontrar,
con diferente nombre, diferente edad,
diferente personalidad y quizá con diferente cuerpo,
pero con la misma intensidad del amor que te tengo
y que te tendré siempre.

…. ¡Te amo!