Mirando débil

Esquemas insanos de impaciente quietud, atormentan la lejana calma y estorban mis fechas antiguas.
Arrastro un peso en bajada, cosecho semillas muertas y acomodo las grietas del vaso.
Entré al laberinto sin saber anudar, ahora silencio, mi esquina favorita es en la que no te encuentro, viajo feliz en círculos.
Verde sueño, verde mi vida, verde angustia, pero que te quiero, al menos hubieras existido.
Versos atados y mi pasión desafilada.
Un buen día cambiaremos de vidas, de mundos, de razas, pero ojalá nunca de números celulares.
Cuelgo en cada dedo una letra de tu nombre y con el meñique libre apagué la luna llena para encontrarte en la oscuridad de mis hojas vacías, de mis ojos cansados.