EL AMULETO IMPALPABLE DE UNA TRISTEZA TEMPORAL
Una mujer perdida en la distancia me ha dejado un amuleto que no puedo tocar con mis dedos, puedo mirarlo y sentir que está cerca; no puedo negar que he tocado el umbral de la desesperación con mis pensamientos, podría pensar un desinterés de ella que advierte mi furia, pero mi amuleto me despeja toda duda que fracasa al irrumpir en este sentimiento.
Mentalmente no concibo una razón que me explique su lejanía; y siento así que el día es difícil de sobrellevar; pero al postrarme bajo un espacio de soledad reaparece mi amuleto que me deja sentirla otro instante más; desaparece como un sueño fugaz cuando una impaciencia desmedida se apodera de mi; mis manos quieren hacer más trabajo que mis ojos y mi imaginación al mismo tiempo; sólo así puede nacer de la nada ese poder de mis dedos que emerge a razón de su piel,algo imposible de conceder por el amuleto.
Ahora la tristeza es temporal por no poder acariciarla y abrazarla, simplemente no hay manera, el amuleto no es tan poderoso como su presencia o como el poder de amarla reflejado en esas caricias.
Sólo me queda percibir en mis manos el aroma de su piel que ha quedado como una huella en el cemento, así puedo saber que sus manos ya no son ausentes.
Sólo me queda mirar ese espejo que alguna vez fue testigo de una despedida inevitable y así saber que nunca se ha ido, que está aquí conmigo.




