A mi querido Amorcito, Te amo

Fue el destino quien tejió nuestro encuentro,
una moneda al aire, un susurro en el viento.
Quise resistirme, luche por no ir,
pero el amor me atrapó sin dejarme huir.
Cerré mis ojos y quise ignorar,
pero tu luz empezó a brillar,
y en desvelo quedé por tu amor,
prisionero dulce de tu resplandor.
Tu sonrisa es mi dulce melodía,
la brisa que llena mi alma de vida.
No imagino un “sí” que no sea contigo,
no hay otro amor, ni otro destino.
Dios bendijo tu andar y el mío,
y al verte acercarte más al camino,
mi alma se alegra, mi fe se aviva,
pues sé que en Él está nuestra unión germina.
Dicen que el destino es un hilo invisible,
un susurro del viento, un plan impredecible.
Quizás fue azar, quizás fue el cielo,
pero en mi vida entraste como un dulce anhelo.
Lancé una moneda, jugué con la suerte,
quise desafiar lo que el alma presiente.
Luché por no ir, me aferré a mi mundo,
pero tu amor me envolvió en un sueño profundo.
Resistí al encanto de un nuevo latir,
cerré mis ojos, intenté huir…
Pero en cada paso, en cada desvelo,
tu luz me alcanzaba como un sol en el cielo.
Tu sonrisa es la melodía de mis días,
un canto sagrado que espanta mis penas.
Tu voz es la brisa que calma mis miedos,
tu amor, es mi refugio donde todo es eterno.
No imagino casarme con otra persona,
ni entregarle a alguien más mi corona.
Si hay un altar, que sea contigo,
si hay un destino, que sea el mismo camino.
Dios bendijo este amor sin medida,
nos guio con su luz, nos unió en la vida.
Y al verte acercarte más a su abrigo,
sé que en su amor seremos más unidos.
Amorcito mío, mi dulce verdad,
te amo con fuerza, con toda mi alma.
Hoy y por siempre, sin dudas, sin miedos,
mi único amor, mi eterno anhelo.
Amorcito mío, mi eterno querer,
te amo hoy, mañana y siempre .