El árbol de la poesía

poema de Dana Paz

Cuidé un árbol con amor, pero no pude mantenerlo con vida. 
Entonces, con las lágrimas de mi tristeza, lo regué con insistencia.
Un anciano, de barba blanca muy larga, se acercó a mí; en su mano llevaba un fruto de apariencia deliciosa. Tarareaba lo que parecía una canción "Oh capitán, mi capitán"... 
Observó, mientras probaba del fruto.  
¿Por qué lloras?
Intento mantener con vida mi árbol.
Es el árbol de la poesía; dijo, uno de los más difíciles en su cuidado
Requiere delicadeza, bondad y mucha pasión.
Requiere luz y oscuridad para que sus hojas y raíces crezcan. 
Requiere fortaleza en su tronco, pero flexibilidad en sus ramas.
Requiere finas fragancias en sus flores y espinas protectoras.
El amor y las lágrimas no bastan. 
Extendió su mano, me dio a probar el fruto.
Exclamé con asombro: no existe fruto más dulce que el del árbol de la poesía.
Cosecharla requiere tiempo, debes esperar que madure, que su consistencia ablande, que sus jugos sean dulces. Que estés listo para digerir. 
De lo contrario se convertirá en enfermedad, pesadumbre y penumbra para tu cuerpo, viejo y cansado de tanto esperar.
El fruto del árbol de la poesía no se come en la juventud, se disfruta en la vejez
El anciano continuó su camino.
El eco del viento susurró sus últimas palabras: Carpen Diem.