Y retiemble en sus centros la tierra
“Si Bocanegra, . . . supiera.”
Otro temblor de tierra, es por demás,
este bendito suelo no aguanta más,
aunque la alarma sísmica, bien, nos avisa,
la cicatriz del pecho, se profundiza.
El temor nos invade, no es poca cosa,
gente rumbo a hospitales, otra a la fosa,
algunos atrapados, bajo el escombro,
la labor de “los topos” nos causa asombro.
Un binomio canino, busca la vida,
la vida, en un derrumbe, es tan sufrida;
ser solidario es parte del ser humano,
esa virtud ya es propia del mexicano.
Ante tales desgracias, brinda el apoyo,
de corazón, con alma, ésto no es “rollo”,
expone su existencia, que es resistente,
frente a la parca muerte, como un valiente.
La ayuda fluye, llega, de las personas
caritativas muestras, harto luchonas,
ya en brigadas divinas, dándole al mazo,
cadenas que, hermanadas, sacan cascajo.
“El miedo paraliza”, dice aquel dicho,
más esa frase queda en el entre dicho,
cuando danzan el piso y un edificio,
surge el valor azteca, . . . el sacrificio.
Se refleja en la calle, jamás desmaya,
leal, fraterno, coopera, no ostenta falla,
alimenta al maltrecho, agua le ofrece,
le obsequia la despensa, eso enaltece.
Que decir de bomberos, de socorristas,
que prestan su respaldo, siempre altruistas,
de nuestra respetada cruz roja, amada,
que, diligente, asiste al área dañada.
El pueblo, entusiasmado, trabaja intenso,
la marina, el ejército, loable esfuerzo,
hasta los federales, patriota empeño
que, como ciudadano, nunca desdeño.
Llegar de rescatistas del extranjero,
a éllos otorguemos calor sincero,
dispensan, generosos, digna experiencia,
traducida en auxilio, basado en ciencia.
Pobre mi Capital, azas querida,
está muy afectada, se encuentra herida,
muchas bellas colonias están “tocadas”,
Condesa, la Del Valle, rete admiradas.
La Roma, la Narvarte, la gran Doctores,
lloran, medio caídas, tienen dolores,
las “réplicas” generan incertidumbre,
no ha nacido “chilango” que se acostumbre.
Mucha faena aguarda a sus habitantes
que, por lo pronto, esperan, bien expectantes,
dictámenes de riesgo de construcciones,
a la vez que murmuran . . . sus oraciones.
Dios mío, que no todo se vaya al traste,
se ha declarado “zona de desastre”,
requerimos, urgente, gobierno diestro,
que vengan los recursos, un Plan Maestro.
Esperamos, ansiosos, que los partidos
políticos, apáticos, desentendidos,
suelten pronto el dinero de “sus campañas”,
pa’ la reconstrucción, ¡un no a las mañas!
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda.
México, D. F. a 24 de septiembre del 2017
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