De López y la Estatua de la Libertad

“A la que ya quiera desmontar . . .”

Como agreste dictador,
quijotesco agitador,
buscando loco sin tiento
rival molino de viento.

López inició campaña
de odio, con mucha saña,
en su tono tabasqueño
lento, agrio, frunciendo el ceño.

De manera torpe fatua,
ahora contra una estatua,
la Estatua de la Libertad,
de verdad que está de atar.

¡Qué nos ampare el Señor!,
dice: la de “nuevayor”
que entregaron los franceses
a los gringos; puros reveses.

De Andrés que en cursi lamento
adujo que el tal monumento
“no es símbolo de libertad”,
¡qué penosa calamidad!

En la plena demencia senil
chochea de manera febril;
para acabar de amolarla
hasta quiere desmontarla.

Todo por un periodista
Julian Assange activista
al que defiende sin freno
mostrando el cobre en extremo.

El peje ya ni la friega,
en México, bajo tierra
hay cincuenta periodistas
y más de noventa activistas.

Muertos en su administración
a los que ni una sola oración
más que tristes condolencias
ha dado en sus incoherencias.

Poniendo el grito en el cielo
por el hoy preso extranjero
y aquí de manera sorda
se hace de la vista gorda.

Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
Ciudad de México, a 04 de julio del 2022
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