Como los buenos vinos
“Maduros, reposados y . . . muy finos.”
Perdí mi juventud, un gran tesoro,
pero nunca la entereza ni el decoro,
jamás haré reclamos por la existencia
sufrí derrotas propias de mi esencia.
Avante, he seguido más que un solo trazo
aquel que marca, puntual, el buen trabajo
aunque también he soportado triste el hambre
voy tejiendo progreso, cual estambre.
Así que victorioso no he sido ufano
acepto limitaciones como humano,
no me amedrenta nada ni la muerte
ya que soy hijo de Dios, confío en la suerte.
Porque tú Señor así, pues, me lo mandas
he degustado ricas exquisitas viandas,
al tiempo que buenos vinos . . . muy añejos,
aléjome presto de tontos, de pendejos.
En aquellos apuros, abruptas tempestades,
bálsamo he hallado en las tersas amistades,
mundano cultivado en los placeres
me he solazado en mil viajes y mujeres.
Es extensa mi experiencia en el buen amor
disfruto con Alejandra su lindo candor;
veterano, destilando inspiración,
me la paso entonando una bella canción.
Mi piano bar es cálido refugio
copa, licor, fino etílico artilugio,
sensible a los deleites de la vida
el rítmico bolero en mí se anida.
Con Lara, José Alfredo, me solazo,
Urieta fiel carnal, un fraterno lazo,
en este corazón de bohemio oigo latir
bien grabado, en un compacto, . . . mi sentir.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
México, D. F., a 05 de enero del 2015
Inspirado en mi hermano del alma, Don Maclovio Ortiz López
Reg. SEP Indautor No. (en trámite)