Nada es para siempre

Nada es para siempre

Así es como tu borrosa imagen en mi memoria
me trae recuerdos entrecortados,
de tu rostro ya casi desaparecido,
de la impronta que mi alma tenía de él.

Así es como cada día pronuncio menos tu nombre,
la vida me trae sonidos ya disminuidos
de tu voz, ya casi enteramente apagada,
de la música que mi espíritu hallaba en ella.

Así es como tu perfume de mujer se diluye en la nada,
me trae leves aromas olvidados,
de tu cuerpo que nunca obtuve, ya casi desaparecidos,
de las sensaciones que en mi corazón despertabas.

Así es como tus hechos felices, tus requiebros,
me traen breves recuerdos, diminutos momentos brillantes,
destellos de tu ser entero ya casi olvidado, de tus sonrisas,
de los sentimientos que te guardaba, cuando te amaba, ¡cuánto te amaba!

Así es como toda tú, entera, que eras mi única alegría,
hoy te vas de mi mente sin pena ni gloria,
ya no dejas siquiera una pista, ninguna huella,
ni una brizna que diga que te echa de menos en mi corazón.

Así es como tu imagen, tu nombre, tu perfume, tu calor,
me muestran las heridas que dejaron tus actitudes,
en la última costra que hoy se desprende en lo profundo de mi alma
no dejan ya ninguna cicatriz, ni aun una rosada línea queloide.

Así es como tú desapareces de mis pensamientos,
entre el humo que el viento dispersa cada día en mi remembranza,
después de las luces, luego del ruido, del grito, de mi angustia de perderte,
más allá de los brillantes colores de los fuegos artificiales.

Así es como mi alma te despide en la noche, al transcurrir las horas,
bajo esta cruz del sur, sin amor, sin dolor, sin nombre;
ella se desnuda y deja que parta tu último recuerdo en este cielo azul,
y al soltar en el viento todo lo que lleva tu nombre...