Veneno, niña española

Ella baila sola.
No cualquier milonga.
En el Parque del Oeste
se siente reina y señora.
Sus articulaciones
la muestran soberana.
Su caminar felino
desenreda torbellinos
cuando a la madre añora.
Su voz parece sobreactuada,
sus labios van de rojo encendido.
Las pestañas postizas,
las uñas de acrílico
y los senos de silicona.
Pero ella es una mujer hecha
que se mueve como una ola.
La mirada fulminante
la cintura a la medida
de un corsé.
Que si un príncipe la despierta
cuando en la boca la besa
y en la cama la adora.
Ella es veneno si se prueba,
pero no veneno para morir.
Si es una niña traviesa
que nació en el cuerpo equivocado
y siempre quiso ser princesa.
Ahora más que un maniquí
es una señora inventada
que solo deseó ser amada,
la muy triste niña española.