La verdad confesa

Lloran desconsoladas las páginas mientras cantan desafinadas este manifiesto
¿A que le atribuyo mi amargura?
¿A quién le entrego mi emoción?
Si no meramente a la verdad que esta
confesa con tinta seca,
Esperando un día te acerques y la leas.

Por eso sigo encendiendo una antorcha para
que no te pierdas, por eso Salgo a la orilla de
la rivera cuando pasas por ella
Es por esto que brotaron rosas nuevas
son sus tallos más fuertes que el tronco de
los arboles su color se enciende en los campos
como una hoguera, su aroma anuncia vehemente que te encuentras cerca.

Me pretendía superior a mi naturaleza y al
mirarte se que soy un bocado de ella,
que soy parte del ciclo, agua de las corrientes
que caen por una vertiente hasta las entrañas
de la tierra testigo orgánico de su encanto, testigo con ojos de hierva, con pies de piedra
con boca de arena y corazón de barro.

No huyas por siempre, que te llevas
lo que me hace falta no huyas mi idóneo
amigo que en partes iguales fuimos divididos
por el filo en las manos del creador,
entonces, ¿a que le atribuyo mi amargura?
Solo al efecto evidente, violento e insoportable en que me has derribado
Me invadiste con un abrazo, deseaba te crecieran raíces como a mí
Ya me han brotado.