Jugando con fuego

Dicen que si juegas con fuego, te quemas.
Y tú eres ese fuego con el que yo me quiero quemar.
Tú eres esa flama que siempre intenté apagar, pero que siguió ardiendo a pesar de la distancia, la tormenta y la tempestad,
Eres ese fuego que me quema aún de lejos, eres esa llama que me da más luz, pero que también hace más oscuras mis sombras.
Tú eres el fuego prohibido con el que no puedo jugar, y que sólo por ser prohibido me llama cada día más y más,
Eres la luz incandescente que arde aún sin que se alimente.
Eres la manzana de Adán, mi cofre de Pandora, el imposible que nunca se deja de intentar.
Eres todo, y nada a la vez.
Eres un sol de lumbre que viene a ratos y se va, eres una ilusión de verano, sueño de primavera y un aire cálido de invierno.
Eres mi Odiseo y yo tú Penélope, esperando a que regreses a mi.
Te quiero a pesar de que nunca fuiste mío, y te anhelo aún sabiendo que nunca te podré tener.
Eres mi amor imposible, mi último deseo, el pecado capital que nunca llegué a saciar.
Y yo sé que eres tú ese fuego: inagotable, cálido y peligroso, y soy yo la vara seca, el pedazo de papel, y la gota de gasolina.
Invariablemente voy a arder. Pero si me tengo que quemar por estar cerca de ti, estoy dispuesta a sufrir.
Bien dicen que quien juega con fuego, termina ardiendo.