Lejos.

Qué tan desesperado tuvo que haber estado para creer que lo querían.
Qué tan abandonado tuvo que haberse sentido para creer que pensaban, tan si quiera un poco, en él.
Para creer que eso era amor.

Le duele tan fuego. Se siente tan tonto por haber creído.
Y velo ahí. Sin poder mudar de piel, haciéndose viejo y triste.

Solo, solo, solo.
Solo padre y madre, solo escape, solo en las fiestas, solo hasta en sus relaciones.
Inexistente para el otro, suprimido, anulado.

Anulado.

Sigo esperando que se levante, para poder llevarlo hacia cualquier lugar, lejos. Muy lejos... Para siempre.
Donde podamos descansar.