Mi Burrito

poema de Antonio Liz

Sin cara de alegría y sin rebuzno de mala fe, mi burrito camina sin queja que tener. La carga es significante y la soga arrogante, porque aunque su cuello se retuerza, nunca deja de ayudarme. Aunque el sol quema su piel, su intención sigue en pie,  pasos sin ánimo ninguno, pero con ansias de cumplir su deber. 
 Mientras el folclor de la navidad se aproxima,  sabanero es su timbre que ilustra el canto de las mañanitas. Así como alegre vienen de sus caballas que alegre están, es mi burrito formidable que les trae las flores de mi rosal.  Aunque su cuerpo lo adornan los sacos de lado a lado, se les olvida la luz que siguió a un divino mandato. Referente es su existencia como objeto de labor,  pero bíblico es el establo donde llevo a nuestro señor.