Alma

poema de Antonio Liz

Mientras observo la claridad de un bello día, mis ojos dirigen lo hermoso que es la vida. Seria como el nacimiento, así llena un aliento bondadoso, que explica la manera de sentir el cariño y prestigio de un momento grandioso. Declaro las estrellas símbolos de mi camino, y las nubes como un breve mensaje que se mueve al ritmo del viento. Invierto mi mirada a lo que es la naturaleza, árboles y bellas colinas que trasforman mi alma y curan mis heridas.
Las nubes negras no perdonan la paz, porque al desatarse las tormentas, el cielo y el hermoso día empiezan a oscurecer, como significando que talvez tú tienes algo que ver. La inquietud de los árboles al sentir un huracán, extrémese de lado a lado con misión de desatar, mientras que la colina desliza el lodo a aquel río, dejándolo oscuro y sucio con olor a podrido. Con pura sinceridad, se me hace muy conocido las dos partes que interfieren a mi alrededor, porque me agrada cuando mi alma esta limpia y pura, brindando sanidad a todo lo que me perturba.
Mi elección es única y preferida, nunca el lado que ensucia mi vida,  menos los tormentos en mi cabeza que trastornan mis pensamientos. La falta de ver el cielo despejado para sentirme en paz, me recuerda mi personalidad de lo que nunca fui y a lo que no quiero llegar. Con dedicación me involucró a limpiar la polución, pero con toda verdad, almas infinitas se niegan a mi generosidad, añadiendo una y otra reencarnación de lo impuro y detestable que permiten con devoción.

Comentarios & Opiniones

Francisco Gallardo Perogil

Hermoso texto. Un abrazo y gracias.

Critica: 
Antonio Liz

Gracias Francisco..Siempre un placer..estamos a la orden.

Critica: